Después de semejante espectáculo y mientras los “mozaicos” llevaban en andas a la Mabel, se nos acercó Pancho y muy sutilmente nos sugirió: “Bellas damas, las invitó muy gentilmente a abandonar el lugar”. Traducido al cordobé’ básico, Pancho nos quiso decir algo así como: “Viejas borrachas, váyanse a la mierda”.
Una vez en la puerta, me acordé que el Cacho me había dicho que nos habían cortado el agua. Tenía que ir a Aguas Cordobesas urgente. Pero con el aliento que tenía no podía ir ni a las casa. Imagínense… nos tomamos como tres totín entre la Matilde y yo. Calculá que caiga a Aguas Cordobesas y le diga: “… necesito que me devuelvan el agua…” “¿Pa’ qué? Si con una quirca usted está hechita, doña Chona”, me contestarían.
Paré en el primer kiosco y me compré una tabletita de chicles Beldent súper extra ultra mega fuertes. Esos que vienen con el envoltorio negro; los que te destapan las cañerías desde el tujes hasta el naso.
Paré en el primer kiosco y me compré una tabletita de chicles Beldent súper extra ultra mega fuertes. Esos que vienen con el envoltorio negro; los que te destapan las cañerías desde el tujes hasta el naso.
Apenas me metí uno a la boca parecía que estaba en el Glaciar Perito Moreno.
Dos horas tardé en llegar al Centro. Cuando llegué… Ay mamita, qué quilombo.
Dos horas tardé en llegar al Centro. Cuando llegué… Ay mamita, qué quilombo.
Había marchas contra Schiaretti, contra Giacomino, contra Juez (que ya no está en el poder), contra Cristina (de más está decirlo; hay marchas contra ella a diario), marchas del orgullo gay, una marcha nudista, la Marcha de la Bronca y la Marcha de San Lorenzo.
En eso que trataba de atravesar a la gente para poder llegar a Aguas Cordobesas me lo cruzo a Danielle.
-Eh, Danielle… ¿qué pasa? – le pregunté al titular del SUOEM.
-Estamos luchando por nuestros derechos – me dijo.
En eso que trataba de atravesar a la gente para poder llegar a Aguas Cordobesas me lo cruzo a Danielle.
-Eh, Danielle… ¿qué pasa? – le pregunté al titular del SUOEM.
-Estamos luchando por nuestros derechos – me dijo.
Dos metros más adelante me encuentro con Carmen Nebreda, manifestando a favor de los docentes. En el acto pensé, “si le pregunto por qué están manifestando me va a contestar lo mismo que me dijo Danielle”.
Así que apelé al humor: -Carmen… ¿dos por dos?
Nebreda no supo qué contestarme. No sé si la sorprendí o realmente no sabía las tablas.
Cuando, por fin, pude llegar a Aguas Cordobesas veo en la puerta un pequeño cartelito, escrito con lapicera, que decía: “Cerrado por falta de agua”.
Nebreda no supo qué contestarme. No sé si la sorprendí o realmente no sabía las tablas.
Cuando, por fin, pude llegar a Aguas Cordobesas veo en la puerta un pequeño cartelito, escrito con lapicera, que decía: “Cerrado por falta de agua”.
"En casa de herrero, cuchío e’ plástico”, pensé. Y con el calorón que hacía, 40 grados a la sombra, paré a un heladero, fuera de servicio, que pasaba y le compré un heladazo de limón.
Cuando terminé de degustarlo leí en el envoltorio “vence 10 de diciembre…”
-Ah, tá bien” – pensé.
“… de 2004.”
-Con razón estaba fuera de servicio el guanacazo este. Pero como los municipales estaban de paro, salió a ver si podía deshacerse de la mercadería que tenía encanutada en su casa.
Volví enfurecida pa’ la marcha de los municipales y me le fui al humo al Danielle este. Lo encaré mal, le arrebaté el bombo y me puse a cantar: “…Cristina, compadre…”. Todos me siguieron el ritmo y en un instante ya estaban aunados en una sola marcha y cantando en contra de la presidenta, los municipales, los que estaban en contra de Schiaretti, los que estaban a favor, los docentes, los no docentes, los nudistas y los que marchaban por el orgullo gay.
De repente se escuchó una gran explosión. Paramos todo y pregunté a los gritos:
-¿Quién tiró una bomba de estruendo?
Nadie se hizo cargo del asunto. Mutismo total.
Sin embargo, se empezó a sentir olor a quemado. Y, pa’ colmo, muy cerca de mí. Es más, después me di cuenta. Era yo.
El helado vencido que me había vendido el heladero fuera de servicio me había fulminado. Por eso, ese estruendo, lamentablemente debo confesarles, era un pedo que se me escapó. ¡¡¡Me había cagadoooo!!!
Ahora los tengo que dejar porque estoy poniendo los calzones en el lavarropas. No se imaginan lo que fue venirme caminando veintitrés cuadras… con cuarenta y tres grados de sensación térmica… y pa’ colmo… ¡¡¡TODA CAGADAAAAAA!!!
-Ah, tá bien” – pensé.
“… de 2004.”
-Con razón estaba fuera de servicio el guanacazo este. Pero como los municipales estaban de paro, salió a ver si podía deshacerse de la mercadería que tenía encanutada en su casa.
Volví enfurecida pa’ la marcha de los municipales y me le fui al humo al Danielle este. Lo encaré mal, le arrebaté el bombo y me puse a cantar: “…Cristina, compadre…”. Todos me siguieron el ritmo y en un instante ya estaban aunados en una sola marcha y cantando en contra de la presidenta, los municipales, los que estaban en contra de Schiaretti, los que estaban a favor, los docentes, los no docentes, los nudistas y los que marchaban por el orgullo gay.
De repente se escuchó una gran explosión. Paramos todo y pregunté a los gritos:
-¿Quién tiró una bomba de estruendo?
Nadie se hizo cargo del asunto. Mutismo total.
Sin embargo, se empezó a sentir olor a quemado. Y, pa’ colmo, muy cerca de mí. Es más, después me di cuenta. Era yo.
El helado vencido que me había vendido el heladero fuera de servicio me había fulminado. Por eso, ese estruendo, lamentablemente debo confesarles, era un pedo que se me escapó. ¡¡¡Me había cagadoooo!!!
Ahora los tengo que dejar porque estoy poniendo los calzones en el lavarropas. No se imaginan lo que fue venirme caminando veintitrés cuadras… con cuarenta y tres grados de sensación térmica… y pa’ colmo… ¡¡¡TODA CAGADAAAAAA!!!
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