miércoles, 2 de diciembre de 2009

La Chona se va del baile

Cuando logré sacarme al borracho del Cacho de arriba mío, traté de disimular la caída y me puse a bailar de imediato. “Bum, bum, bum… a mover el bum, bum, bum…”
Le dimo’ meta baile como hasta las siete de la matina. Era de día, cuando se acercó uno de los encargados del lugar y nos invitó, muy amablemente, a retirarnos del Estadio.
“Ya estamos cerrando, muchachos”, nos dijo.
La guanaca de la Dora estaba lacia de chupada; del Cacho, mejor ni hablemos.
Salí a la caie y paré de un solo silbido un tasi.
“Aguantame un minuto”, le dije al chabón y me fui volando adentro pa’ sacar de a uno los chupados.
Primero la agarré a la Dora, la tomé del brazó y la metí dentro del tacho. Después hice lo mismo con el Cacho, pero cuando estábamos llegando al tasi me di cuenta que la pelotuda de la Dora había lanzado todo el auto.
Por suerte, el fercho no se había dado cuenta del percance, así que muy sutilmente le comuniqué que nos habíamos olvidado algo adentro.
-Disculpame loco… me olvidé a mi suegra adentro – le dije y el boludo me creyó.
-Como no, señora. Vaya tranquila – me respondió muy educadamente.
-La vieja borracha esa debe estar rechupadaza en algún rincón. No cambia más – aproveché pa’ darle con todo a esa vieja comegratis que nunca me banqué.
Y mientras yo trataba de bajarla a la Dora sin que el tasista se diera cuenta que la hija de puta esta le había vomitado todo el auto, al Cacho le pintó la agresividad.
-Chonita… dezime guien ez esde dipo - Los que hablamos el lenguaje de los curdas entendemos perfectamente lo que el Cacho quiso decir. Y aquí va la traducción: “Chonita… decime quién es este tipo”.
-Es el tasista viejo – le aclaré.
-Bodque zi ze esdá qeduiendo haced el pudenda, lo zudto ya. (Traducción: “Porque si se está queriendo hacer el pulenta, lo surto ya).
Y ahí, en un santiamén, se bajó el tasista del tasi. Era un flaco alto, medía como dos metros y medio.
-¿A quién vas a surtir vos, viejo borracho? – le preguntó al Cacho.
-A voz bodudo – le dijo el Cacho. (Traducción: “A vos boludo”).
Y el pobre tipo no se aguantó más. Le tiró una mano que le dio justo a la altura de la mandíbula. El Cacho parecía Rocky cayendo en el ring con un hilo de baba color borravino que se desprendía de su boca. El color de la baba no era por la sangre, no se asusten. Era un poco de vino que el Cacho todavía estaba saboreando.
-¡¡¡Ayyyy!!! – gritó el Cacho. (Sin traducción).
Cuando el chofer se las tomó, sin darse cuenta que tenía todo el tasi vomitado, largué a la Dora a la bosta y me fui a ver si el Cacho se había hecho algo.
-¿Te sentís bien, Cacho? – le pregunté.
-Ez… d’… i… a… - respondió.
Pero tantos años de estar juntos, de bancarnos todo nos aportaron un poder de comprensión que, a veces, sin palabras podemos entendernos.
Traducción de las últimas palabras del Cacho antes de enmudecer: “Estoy de maravilla”. Y luego se desmayó.
Con los dos pelotudos estos tirados en la vereda me puse a pensar qué podía hacer: “Mejor me voy a la bosta y cuando se despierten que ellos se las arreglen”, pensé.
Y eso hice. Me fui a las casas, me fui.
A las tres horas me sonó el celular.
-Si… ¿hablamos con Doña Chona? – se oyó del otro lado.
-Doña tu hermana – le contesté.
-Le hablamos de la ex seccional 11 – me informó la voz.
-¿De la sesional? ¿Qué pasa don Police? – pregunté.
-Aquí tenemos dos sujetos muy chupados que piden por una tal Chona – me dijo.
-Sí, esa soy io. Y los chupados son mi marido y una vecina muy amiga. En un rato estoy por allá señor Sheriff – le contesté.
-Ah, doña Chona. Cuando venga tráigase una esponjita Mortimer, un poquito de detergente, dos servilletas de papel y un desodorante de ambiente – me solicitó.
-¿Y pa’ qué todo eso, Sargento? – volví a preguntar.
-Porque estas dos mierdas me vomitaron y me mearon todo el patrullero. Va a tener que venir a limpiar. ¿Me entendió? – me prepoteó el azulado.
-Sí, mi General – respondí.
Le iba a preguntar si no me mandaba un móvil pa’ que me busque, pero no daba.
Me voy a preparar las cosas pa’ limpiarle toda la comisaría a don alguacil.
Pa’ colmo, no sé por qué, pero me duelen todos los huesos, me duelen. Es como si me hubiera pasado la procesión de San Expedito por encima.

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